jueves, 20 de octubre de 2011

reflexión de la primera sesión

Virginia De Lourdes Pacheco Almeyda.
En mi opinión, visualizo a la maestría como una ventana hacia la mejora y superación profesional y con  el pasar del tiempo me doy cuenta que es algo muy productivo, porque permite ampliar la perspectiva como docente y como persona. El sábado 15 de octubre inició una nueva asignatura llamada “pedagogía e historia de la educación” y con ella se emprendió un análisis y reflexión sobre la educación; este fue el tema central que se abordó a grandes rasgos, desde su definición, evolución, hasta el papel del maestro y su influencia en la calidad de la educación, es importante mencionar que este último punto fue el que más me interesó, ya que me desempeño en esta maravillosa profesión y sé el compromiso que implica el ser maestro. Siendo realistas no podemos negar que existen muchos docentes que solo acuden a la escuela por obligación y no por vocación, ocasionando prácticas reprobables, como por ejemplo: maestros que sobajan  a sus alumnos abusando de su autoridad, haciéndolos sentir mal y demostrándoles violentamente su dominio; conozco a esas personas que no se preocupan por preparar sus clases, que sólo llegan al aula a abrir su libro y a intentar  explicar el tema en cuestión, llegando a extremos donde por la falta de dominio de un contenido lo evaden saltándose a otro, dejando lagunas cognitivas en su alumnado.
Lamentablemente existen muchos maestros de profesión pero muy pocos de vocación. El ser maestra  no me ciega ante la triste realidad educativa, me permite detectar todos los fallos y  anomalías que hay en el sistema educativo, pero las cosas no se solucionan criticando y echando culpas, se hace necesario que cada uno reflexione sobre el papel que les toca desempeñar y dejar en claro que tenemos una función que cumplir, nosotros somos la parte operativa del sistema y si cambiamos, el sistema empezará a cambiar por complemento. No es un secreto que México anda por los suelos en cuanto a  calidad educativa se refiere, pues los resultados nacionales así lo indican, pero, cómo podemos competir con otros países, cómo evaluarnos de la misma manera si tenemos culturas, ambientes y una sociedad  completamente diferente; la baja calidad educativa de nuestro país tiene sus orígenes en la pobreza, en la inseguridad, en el narcotráfico, en la desintegración familiar y en un sinfín de problemas que contribuyen  de manera directa en este problema educativo-social.
Nos tiene que caer “el veinte” que la educación es una labor compartida entre maestros, alumnos, padres de familia y sociedad, dejemos de responsabilizar únicamente al docente de los aprendizajes, no es justo juzgarlo crudamente y pretender que por arte de magia subsane la falta de compromiso de los demás actores, en lugar de ello, debemos sumarnos al esfuerzo, unir intereses y esperanzas para lograr aprendizajes verdaderos.  
Desgraciadamente por unos pagamos todos. Estamos expuestos a la vista pública permitiendo que todos opinen sobre la labor que desempeñamos, por ello es válido preguntarse, ¿Por qué no aplaudir a quienes tienen  vocación? A quienes dedican horas extras de trabajo llevándose a sus casas tareas y dudas de sus niños con la finalidad de aclarárselas y darles una mejor explicación, por qué no reconocer el trabajo de aquellos que a pesar del medio y las condiciones laborales hacen su mayor esfuerzo para sacar adelante a su grupo, es una pena que en nuestro México sólo nos fijemos en lo malo y nunca en lo bueno, el cambio está ahí, en la actitud de cada persona por imitar lo bueno y dejar de ver lo malo.
El quehacer  docente no es tan fácil como todos dicen,  esas 5 horas diarias de trabajo hay que dividirlas para explicar los contenidos, jugar, cantar, además de los protocolos administrativos, atender  a los padres de familia, ensayar homenajes, pero sobre todo lo más importante es conocer a nuestros alumnos para explicarnos el porqué de sus actitudes, platicar sobre sus dudas e inquietudes, así como dar amor a quienes lo demandan.
Después de tantas cosas positivas y negativas hoy más que nunca estoy segura que elegí la profesión correcta, que no cambiaría por nada la oportunidad de escuchar a diario esas voces que dicen, que preguntan y  que responden, es gratificante poder  observar sus gestos, sus sonrisas inocentes  y ese amor que trasmiten a la persona que ellos llaman ¡maestra!

1 comentario:

  1. Virginia:

    Efectivamente,la educación no es tara sólo de los maestros, sino de toda la sociedad sin embargo, todavía el maestro juega un papel importante en la movilización de la sociedad, es un vocery un gestor.Nuestra labor influye en los alumnos pero también llega a los hogares, por lo tanto debemos de hacer que llegue lo medor de la escuiela y de los maestr@s. Muy buena reflexión, gracias. Eric Castillo.

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